Olivia de Havilland, nacida en 1916 en Tokio, Japón, es una de las actrices más icónicas de la época dorada de Hollywood. Con una carrera de más de 50 años, fue una de las primeras en desafiar el sistema de estudios y luchar por sus derechos como actriz. En esta entrevista exclusiva, Olivia nos cuenta detalles sobre su vida, su carrera y su legado en la industria del cine.
Inicios en el cine
Olivia comenzó su carrera en Hollywood en 1935, cuando fue contratada por Warner Bros. para interpretar a Hermia en la adaptación cinematográfica de “Sueño de una noche de verano” de William Shakespeare. Aunque su papel era secundario, llamó la atención de la crítica y del público, lo que le valió un contrato de siete años con el estudio.
Durante sus primeros años en la industria, Olivia trabajó en una gran cantidad de películas, interpretando principalmente papeles de ingenua y dulce. Sin embargo, su talento y versatilidad la llevaron a desempeñar roles más desafiantes y complejos, como en “Lo que el viento se llevó” (1939), donde interpretó a Melanie Hamilton, una mujer bondadosa y compasiva en medio de la Guerra Civil estadounidense.
Lucha por sus derechos
A pesar de su éxito en la pantalla grande, Olivia no estaba satisfecha con las condiciones laborales de los estudios. Como muchos otros actores de la época, estaba atada a un contrato de siete años que le impedía trabajar en otras producciones y no tenía control sobre los papeles que interpretaría. Por ello, en 1943, decidió demandar a Warner Bros. por incumplimiento de contrato.
Esta demanda, conocida como “Caso De Havilland”, fue un hito en la historia de Hollywood, ya que sentó un precedente para que los actores pudieran luchar por sus derechos y no estuvieran atados a contratos abusivos. Finalmente, Olivia ganó el caso y pudo elegir los papeles que interpretaría y trabajar con otros estudios.
Legado en la industria
A lo largo de su carrera, Olivia recibió numerosos reconocimientos y premios por su trabajo. Fue la primera actriz en ganar dos Premios Oscar consecutivos por “La vida íntima de Julia Norris” (1946) y “La heredera” (1949). Además, fue nominada en otras tres ocasiones por sus papeles en “Lo que el viento se llevó” (1939), “Tarde de perros” (1967) y “Aeropuerto” (1970).
Pero su legado no solo se limita a sus logros en la pantalla grande, sino también a su lucha por los derechos de los actores en Hollywood. Gracias a ella, muchos otros actores pudieron tener más control sobre sus carreras y elegir los proyectos que realmente querían hacer.
Consejos para los jóvenes actores
A sus 104 años, Olivia sigue siendo una inspiración para las nuevas generaciones de actores. En esta entrevista, nos dejó algunos consejos para aquellos que están comenzando en la industria:
- No tengan miedo de luchar por sus derechos y no se conformen con lo que les impongan los estudios.
- Sean fieles a sí mismos y no se dejen influenciar por las opiniones de los demás.
- Nunca dejen de aprender y mejorar su oficio.
- Disfruten del proceso y no se obsesionen con el éxito.
En definitiva, Olivia de Havilland es una verdadera leyenda del cine y una mujer valiente que luchó por sus derechos y dejó un legado imborrable en la industria. Su talento, su pasión y su determinación nos inspiran a seguir sus pasos y a nunca rendirnos en la búsqueda de nuestros sueños.
